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*No hay burro más terco que Ignacio

Por Reyna Luna (Abril 2014)

Reynosa, Tamaulipas.- El amor entre la cebra Rayas y el terco burro albino “Ignacio” era secreta, hasta que un veterinario diagnosticó que ese amor había dado fruto… meses después nació Khumba, el “cebrasno” que tiene a México atónitamente feliz, aunque científicamente se le llama Cebroide a cualquier híbrido nacido de una cebra,

A Expreso se le permitió entrar al Zafari del Zoológico de Reynosa. Armados con montones de zacate pero más de curiosidad, nos adentramos en el monte de huizaches, granjenos, mezquites, nopales, cenizos y otras plantas típicas del área… a lo lejos se escucha el canto fugaz de una gaviota y por ahí, con su concha -literalmente- se arrastra una tortuga.

-¡Rayas!- grita Alejandro Moreno Ricart, amante de los animales y dueño de este lugar, pero quien  a lo lejos se ve llegar de entre los huizaches es “La Chilindrina” un amigable camello que no duda en arrebatarme un manojo de zacate… La Chilindrina no tiene modales para comer sus ojos son pelones pero sus pestañas causarían envidia en no pocas mujeres.

Cautelosas llegan las estrellas del zoológico, Rayas y el bebé Khumba, que apenas lleva unas horas nacido. Alguien lo describió como “un tierno burrito con medias rayadas” y es probable que la descripción sea muy certera.

La parte superior del cebroide es absolutamente la de un burro común, tal vez el color sea más amarillento, las orejas, la crin normales ; pero la inferior es toda una cebra, sus cuatro piernas tienen rayas horizontales negras y su cola? de burro.

Es notorio que Rayas y Alejandro se conocen desde hace tiempo, Rayas es muy obediente, pero como cualquier madre que recién dio a luz, extremadamente cuidadosa con su crío.

A unos metros de mi esta Rayas y Khumba. La Chilindrina come de mi mano y me sorprende una especie de aire caliente en mi espalda, es Rayas, que querrá saber quién es esa desconocida tan interesada en saber de ella y de su bebé.

-“No te muevas, no te muevas”, me gritan. Me quedo quieta Después de ver que no poseo ninguna amenaza la atención de Rayas se fija en mi micrófono lo huele y se marcha. Prefiere desayunarse un montón de zacate que seguir cerca de mí.

Pero ahora el bebé Khumba parece interesado en hacer su propia inspección; quiere pero no se atreve. La Chilindrina se acerca a Rayas y esta la recibe con un par de patadas. “de la que me salvé”, pienso.

Este tipo de nacimientos entre una cebra y un burro no solo son bastante raros,  pues provienen de especies diferentes con cantidades diferentes de cromosomas, sino enigmáticos. Genéticamente se supone que no deberían ocurrir… pero ocurren. Cebroides los hay en el África, en Europa y América.

Se tiene conocimiento del apareamiento de cebras con  asnos desde por lo menos el Siglo 19 e incluso Charles Darwin ya hablaba del fenómeno.

“Son muy raros, nacen muy pocos en el mundo y más raro es que es de una cebra hembra”, refiere Alejandro Moreno.

El nacimiento de Khumba es milagroso, sin embargo, no podrá reproducirse de acuerdo a la Ley Haldane. Cuando nacen hembras las posibilidades de reproducirse son mínimas; pero cuando se trata de varón simplemente no existen.

En algunos zoológicos como en Jerusalén, se cruzó intencionalmente a una cebra con un burro pero en Reynosa fue casual. O tal vez fue el resultado de la soledad de Rayas combinada con el tesón de Ignacio… y la primavera.

Rayas visitaba la zona donde estaba Ignacio, después el terco burro se pasó por debajo de la cerca varias veces hasta llegar a ella; el personal del zoológico lo regresaba continuamente a su lugar.

“El burro se cruzó cuatro o cinco veces la cerca, se cruzaba por abajo y llegaba con Rayas y así pasó el tiempo, hasta que oh sorpresa”. Eso pasó la primavera pasada. Cinco meses habían pasado; El vientre de Rayas estaba abultado, en poco tiempo nacería Khumba con sus patitas rayadas.

 “Ignacio” no es padre primerizo, pero ninguno de sus vástagos es tan extraño, famoso y fascinante como Khumba.

Ahora, el animalito, el cebrasno, único en México, ha despertado una gran curiosidad entre la gente de la región que no quieren perder la oportunidad de conocerlo para constatar que extraños, pero los milagros en este caso, si existen.

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