*Mexicanos dan su plasma por un puñado de dólares!
*Podrían estar “donando” más de lo recomendado
Por Reyna Luna Newcombe (Elaborado en 2008)
Brownsville, Texas.- Cientos de mexicanos cruzan la frontera estadounidense para “donar” el plasma de su sangre dos veces por semana donación que les deja 70 dólares, finalmente -dicen- es más redituable que trabajar cinco días y recibir un salario de 800 pesos. “Donando” pueden obtener 945.
En algunas ciudades de la frontera con México, como McAllen, las organizaciones que “reciben” el plasma mexicano han dispuesto hasta de camiones especiales que recogen a los preciados clientes cerca del puente y, después de llevarlos a la “donación”, los regresan al mismo lugar, pero en Brownsville, el edificio está a solo una cuadra del cruce.
Donar es de lo más sencillo y rápido. Después de pasar por un análisis visual, a esta reportera se le pidió apuntarse en una lista de espera y una identificación. Más tardó en sentarse que las enfermeras en llamarle. “Lista?”. –No, no me han traído mi identificación-. “Cuando este lista pase al frente”. –Gracias-.
Sentarse en una de las bancas de la recepción del lugar es prácticamente imposible. Hay infinidad de clientes. Sentados, leyendo o tomando agua, parados, afuera del lugar, en el estacionamiento -que sorprende por la cantidad de autos que hay-. Parecería que el negocio es una juguetería un día antes de Navidad.
El estacionamiento sorprende también por las placas, una gran mayoría mexicana de Tamaulipas y Veracruz; le siguen los autos de otros estados de la Unión Americana que son muy cotizados por los indocumentados ya que es una forma de no cumplir con las leyes estatales, como tener seguro, el registro del auto en regla o las placas vigentes.
-Oiga después de donar no se enferma uno?- pregunta cándidamente la reportera.
-No, a veces te mareas pero te recuperas muy rápido. Esta nerviosa?
-Si, es mi primera vez.
-No pasa nada, yo tengo años viniendo dos veces por semana y aquí estoy.
“Rubén” es de Veracruz, vive en Reynosa y cada martes y jueves cruza a los Estados Unidos para subirse al camioncito que lo llevará a McAllen a la venta del oro rojo. Dice que antes trabajaba en una maquiladora pero que este “negocio” le deja más tiempo y claro, más dinero.
Para Rubén significan, a la paridad aproximada actual, 945 dólares seguros por semana y no es solo el, en su familia, quien vende su plasma, su esposa también y a partir de febrero su hija de 17 años también vendrá. Negocio redondo.
Pero no tan redondo como para las compañías que negocian con el plasma, en este caso de mexicanos, como Grifols Biomat. Por ejemplo, que en un pueblito llamado Lincoln, “el banco de plasma” tiene unos mil 500 clientes semanales.
Grifols, holding empresarial español especializado en el sector farmaceutico-hospitalario y una de las compañias lideres en la produccion de hemoderivados, ha obtenido una facturacion de 407 millones de euros en el primer semestre de este año, que representa un incremento del 13.8% en relacion con el mismo periodo del 2007.
Y es que en el mundo hay una necesidad tremenda por plasma que es la parte de la sangre que contiene proteínas y anticuerpos que son necesitados para combatir una infección y ayudan a detener una hemorragia, entre otras cosas.
En los Estados Unidos se calcula que más de 100 mil personas reciben medicinas hechas de plasma cada año, del plasma que corresponde a miles de mexicanos. Pero la sangre azteca quizá vaya más allá pues la empresa, cuya matriz se ubica en Barcelona, España, asegura que las terapias de plasma son usadas para tratar pacientes en más que 90 países alrededor del mundo. Japón y Alemania son los grandes vampiros mundiales.
El plasma, debido a que no se forma por ninguno de los componentes celulares de la sangre como los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas se puede secar y almacenar. En pocas palabras, la plasmaféresis, es especialmente lucrativa.Por este tipo de donación se puede obtener hasta 3 veces la cantidad de plasma que en una donación de sangre y si se obtienen plaquetas hasta 8 veces la cantidad de plaquetas (pero no se pierden prácticamente hematíes). Y esto sin ninguna repercusión para el organismo, que lo recupera rápidamente.
Las plaquetas obtenidas a partir de una donación por aféresis son particularmente beneficiosas para aquellos enfermos que van a requerir múltiples transfusiones de plaquetas durante su tratamiento, como los enfermos con leucemias o anemia aplásica.
Y a diferencia de la sangre, el plasma puede sacarse más veces. En los Estados Unidos puede “donarse” más allá de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Organizaciones médicas españolas, como el Banco de Sangre de Burgos, dicen que “Se puede donar con un intervalo de cada 15 días hasta 24 veces al año sin riesgo alguno para la salud y explica que la mayoría de los donantes acuden cada dos o tres meses.
“Si donas plaquetas puedes hacerlo hasta 12 veces en el mismo año”, de acuerdo al Antiguo Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde. Por su lado, el Instituto de Salud del estado de México dice que la recuperación de plaquetas es en horas y se podrá donar nuevamente a los 3 días, previa cuenta plaquetaria.
La Fundación Venezuela Dona Sangre, agrega que “Si se dona plasma o plaquetas se puede hacer tan frecuente como 2 veces a la semana (máximo 6 al mes).
Una organización texana de donación de sangre y tejido asegura que después de una donación de sangre, el donante debe esperar ocho semanas antes de donar de sangre, pero solo 72 horas para donar plaquetas.
De lo anterior se deduce que los mexicanos podrían estar donando más plasma de lo recomendado lo que podría llevarles a futuros problemas de salud. Pero la necesidad es más grande.
Rosario Martínez, camina despacio hacia su auto, con su brazo derecho recogido y el dinero obtenido por vender su plasma enrollado en su mano derecha, levanta el curita y sonríe: “Mira esto de donar es como lo quieras ver. De alguna forma el que dona está ayudando a quien necesita el plasma y al mismo tiempo te estás ayudando tú”.
La joven madre explica que, al igual que Rubén, cada martes y jueves viene a los Estados Unidos. Son sus días de descanso en la industria donde trabaja y es solo una parte de la mañana la que dedica a la donación, un par de horas en las que obtiene más, incluso, que en la semana laboral.
Gabriel Treviño es de Matamoros, tiene 21 años y quiere ser especialista en computación. Gracias a la venta de su plasma ha podido costearse sus estudios en los últimos tres años. “No me tardo nada, antes (el lugar) estaba un poco más retirado pero ahora ya nos lo pusieron aquí, casi pegado al puente”.
Y como ellos, miles de mexicanos a lo largo de la frontera reciben una renumeración económica por donar parte de su vida sin que haya alguna organización en ninguno de los dos países que vigile y regule esta practica que podria ser un riesgo para ellos.