Austin, Texas.- Tras 21 años de permanecer preso en la antesala de la muerte por el presunto  asesinato de su hija Nikki de dos años, Robert Roberson finalmente recibirá la inyección letal este jueves luego de que se agotó la última instancia para lograr clemencia.

El caso de Roberson, que sufre de autismo, ha movido a decenas de organizaciones, activistas e incluso hasta productores de cine para evitar su ejecución, sin embargo, mañana Roberson será ejecutado.

Nikki murió en 2002, cuando Roberson, entonces, un padre soltero de 35 años llegó con ella a un hospital de la ciudad de Palestine.

La nena llegó en estado de coma y los médicos lo atribuyeron al síndrome del bebé sacudido, una lesión que ocurre cuando un bebé menor de dos años es sacudido privando al cerebro de oxígeno.

Y fue entonces cuando comenzó la pesadilla de Roberson que fue condenado a la pena capital el siguiente año y trasladado a la antesala de la muerte.

A pesar de las evidencias mostradas por su abogado, de cartas enviadas a diferentes organismos y al mismo Gobernador de Texas, Greg Abbott, Roberson pagará con su vida por un crimen que, para muchos, jamás ocurrió.

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